Amor

Creo que amar es la capacidad de soñar y de crear compromisos para cumplir esos sueños, y en estos momentos no tengo sueños, lo cual me hace dudar sobre si debería terminar mi profesión y sobre la vida en sí. Porque al vivir sin sueños, no se le puede llamar “vivir”, considerando que desde que nacemos comenzamos a morir, de acuerdo a una visión biológica, vivir no es sinónimo de respirar, de hecho es el aire que tanto necesitamos el que nos mata físicamente, el oxigeno comienza a oxidarnos, llevando a un plano concreto la frase: “lo que me nutre, me destruye”.

Vivir es una ilusión, y cada uno tiene una ilusión personal pero no original, ya que esta ilusión es heredada de quienes nos crían y viven con uno, a lo que llamamos Familia. Son esas personas los que llevan la gran responsabilidad de entregarnos la capacidad de soñar y de transformar nuestros sueños en metas a seguir por medio de un arsenal de cariño, apoyo, tolerancia y paciencia, es esta enseñanza en lo que consiste el amor.

Suena muy amargado decir que el amor es una ilusión, pero si realizamos un análisis de las creencias que se les inculca a los niños, podemos ver que todo se relaciona con la fantasía, y son estos recuerdos de infancia los que proporcionan alegría una vez que son adultos. La navidad, por ejemplo, padres que aman a sus hijos no son quienes les dan diez regalos en navidad, sino aquellos que son capaces de mantener vivas las creencias de la navidad con viejito pascuero incluido en su hijo de 10 años, y por terrible que pueda ser para ese niño darse cuenta a los 12 años que el viejito pascuero no existe, por lo menos tiene 12 años de recuerdos, historias, anécdotas sobre la navidad, que recordará toda su vida, que entenderá lo lindo que fue esa ilusión y probablemente replicará lo mismo con sus hijos.

Existen padres que quieren a sus hijos y hay padres que aman a sus hijos, las razones en su mayoría son lineales, es decir, un padre que sólo quiere a sus hijos es porque no fue criado con amor. También hay padres que son capaces de cambiar la historia, en ambos sentidos, aunque es mucho más difícil que un padre que no recibió amor crié con amor, no es imposible.

Lo terrible son aquellos padres que consideran que los sueños e ilusiones son estúpidos y que por lo tanto deciden criar a sus hijos de la forma más “real” posible, de no tener a nadie que le otorgue sueños y así tener un escape de alegría, lo más probable es que ese niño termine adicto, ya sea a drogas o a objetos tales como la televisión que entrega sueños ajenos, con un trastorno psicológico, dañando a otros, dañándose a sí mismo, suicidándose.